El 10 le sienta bien. Hace un año aterrizó en el Bernabéu con un aire tímido, casi exageradamente humilde. A Mbappé le explicaron que Madrid no es París y que aquí el club y el escudo están por encima de las estrellas. Quiso exhibir ese perfil bajo pese a sus dotes desequilibrantes y su currículo de number one. Mbappé no quería quitar del foco a Vinicius, uno de los grandes artífices de la 14 y de la 15. Hasta dejó que Vini y Bellingham tirasen algunos penaltis en su lugar. En realidad, no era él. Tras el parón navideño entendió que debía dar varios pasos adelante. Fundió al City de Guardiola y Haaland con un hat-trick en el Bernabéu y, aunque sirvió de poco, firmó otro triplete ante el Barça en la última bala que tuvo el Madrid para luchar por el título de Liga. Sin darse importancia y con un bloc de notas que no pasaba de aprobado alto, el parisino acabó con 44 goles, un Pichichi (31) por delante de Lewandowski y una Bota de Oro dejando atrás a Gyokeres y Salah. Vamos, que si un delantero es capaz de poner su firma en 44 chicharros con la exigencia de esta camiseta sin estar excelso significa que cuando llegue a su prime el Madrid puede llegar a todas las metas que se proponga cabalgando a los lomos de Kylian. En el regreso al Bernabéu y con un Osasuna cerrado en su concha de forma espartana irrumpió KM10 para provocar el claro penalti de Juan Cruz y meter el gol de oro que vale tres puntos transformando la pena máxima con una serenidad pasmosa. El triunfo tuvo un mérito colectivo por la buena actitud defensiva del equipo, sobre todo en la recuperación tras pérdida, pero el partido se ganó por la genialidad y el talento de la indiscutible estrella del nuevo Madrid de Xabi Alonso. Allez Kylian!
La nueva propuesta. Xabi necesita tiempo para que su receta se plasme en el desarrollo del juego como el tolosarra tiene diseñado. Lógico con sólo dos semanas de entrenamiento. Pero es verdad que se ve una actitud solidaria del equipo que en el curso pasado costó encontrar en algunos jugadores. Vini ha perdido la frescura y sus desbordes explosivos siguen en estado de hibernación, pero vi al brasileño bajar en numerosas ocasiones y presionar para ayudar a recuperar la pelota. Xabi les ha metido en vena a sus chicos aquello de “todos a una como Fuenteovejuna”. Así se empieza a crecer. Apuesto por el trabajo táctico de aquel 14 que como futbolista enamoró a la afición del Bernabéu con su calidad, liderazgo y buen gusto.
Debutó Mastantuono. El argentino tiene aura. Luz. Carisma. Despierta emociones incluso en aquellos que jamás le habían visto jugar. Franco tiene enamorado a Xabi y por extensión a una grada que estaba deseándole verle debutar, pese a llevar sólo cuatro entrenamientos con el equipo. El ‘30’ tiene una zurda de seda, la pide continuamente, le encantan los retos y tiene ese aire canchero que hace de los argentinos unos futbolistas altamente competitivos. Incluso le sacó una parada a Sergio Herrera en un disparo intencionado con poco ángulo. Lo veo titular en menos que canta un gallo. Acabará formando el tridente de ataque con Mbappé y Vinicius. Admito apuestas.
Cuatro españoles. El Madrid asistió al regreso a casa de Dani Carvajal (¡grande capitán!), que obligará a Trent a espabilar salvo que el inglés quiera probar la medicina de banquillo. Y el equipo acabó con cuatro españoles en el verde, con tres en defensa (Carvajal, Huijsen y Álvaro Carreras) y el vigoroso Gonzalo arriba. Eso da identidad y a la afición le encanta. Tres de ellos son canteranos y Huijsen, que parece que lleva cinco años de blanco, juega con una serenidad y un temple admirables. El 1-0 suena un poco light, pero lo importante era facturar los tres puntos. Objetivo cumplido.
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