El Barça se quitó el frío de Montjuïc con una sesión de baño y masaje de manual contra el Betis. Después de los cinco al Madrid, otros cinco que ponen rumbo a los cuartos de final de la Copa. Flick ha inventado una máquina a la que da gusto ver jugar al fútbol. 88 goles en 29 partidos de temporada describen a la perfección la voracidad de un equipo que sería considerado ahora mismo el ogro de Europa de no ser por ese apagón de noviembre y diciembre que le desnudó como batible.
Pero el Barça tiene mucho y va a por cosas grandes esta temporada. Flick le dio un respiro a Lewandowski y probó con Olmo de falso nueve, a lo Luis Enrique en la Selección. Funcionó. Le dio una oportunidad a De Jong en su posición natural y liberó a Pedri y Gavi. Funcionó. Decidió empezar el juego por la izquierda para acabar por la derecha con Lamine y Koundé. Funcionó. Marcaron dos goles y el VAR les anuló otros dos que merecen un acto de fe. Sánchez Martínez hizo sufrir al ‘19’, pero al final le concedió el 5-0. El chico se fue como lo que es, un jugador mágico, al que hay que ver tantas veces como se pueda en directo. Pero el rugido de la noche fue para Araújo, que fue como un bisonte para salvar un balón. “Uruguayo, uruguayo”, vibró la grada. El segundo capitán olvida a la Juventus y se queda. La armonía ha vuelto a Hansilandia.