A cuatro días del obsesivo intento de remontada contra el Arsenal, el Madrid se presentó en Vitoria con el manual de servicios mínimos debajo del brazo: contener el empuje inicial del Alavés y esperar que la superioridad técnica hiciera el resto. El plan iba según lo previsto con el gol de Camavinga, hasta que ocurrió la expulsión de Kylian Mbappé en el minuto 38 tras su fea entrada sobre Antonio Blanco. La roja acabó con el tiempo de sesteo y obligó a los blancos a un sobreesfuerzo, solo aliviado en el desenlace por la expulsión también de Manu Sánchez.
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