Reinó el fútbol en Sevilla. Una vez más. Y vestido de azulgrana. La noche que Jules Koundé se disfrazó en el minuto 116 de Touré Yaya, cuyo trallazo abrió el camino del primer triplete en 2009 en la final de Mestalla. El fútbol hizo justicia a quien antepone el balón en una noche trepidante y épica. Fue el Barça de Hansi Flick, auténtico dominador de la temporada, el indiscutible campeón en La Cartuja pese a que el Real Madrid vendió su cara su piel. Pero esta vez con la agonía del reloj no triunfó el color blanco. No hay otro Rey de Copas que el club catalán, ya con 32 coronas en el Museu. La vergonzosa estratagema del Real Madrid en la previa filtrando sus amenazas a la Federación Española y boicoteando todos los actos oficiales de la previa, entrenamiento incluido, mientras condicionaba a los árbitros de la final quedará ya para siempre como la penúltima condena para los blancos. Porque la última llegó sobre el césped de Sevilla con un inolvidable triunfo barcelonista contra el millonario proyecto de Florentino Pérez. Son ya tres de tres esta campaña tras el 0-4 en el Santiago Bernabéu en Liga del 26 de octubre y el 2-5 en Arabia Saudí en la Supercopa de España.
Ganar en Montjuïc el domingo 11 de mayo para soñar aún con el Campeonato es el último clavo ardiendo al que puede aferrarse un Madrid tumbado con un 1-5 global por el Arsenal en una Champions que sí pueden conquistar una pandilla de chicos irreverentes y desacomplejados vestidos de azulgrana y sobradísimos de carácter y ambición. El miércoles arranca la semifinal contra el Inter en el Olímpic en una atmósfera de plena euforia tras la victoria en la Copa y con cuatro puntos de ventaja en LaLiga. Sin reparos ya para hablar en voz alta del tercer triplete de la historia del club y del fútbol español como objetivo irrenunciable y una realidad posible.
Los casi 30.000 culés que tiñeron Sevilla de azulgrana revivieron escenas de una historia no tan lejana que hizo del Barça la gran referencia del deporte rey por el qué y sobre todo por el cómo. Y a los Messi, Xavi, Iniesta, Busquets, Puyol, Piqué, Valdés y compañía quiere emular sin complejos una generación de futbolistas que dejaron en evidencia las sucias artes de un Madrid perdido en sus delirios de grandeza una vez más. Lamine Yamal, Pedri, Cubarsí, Gavi, Ferran y los demás niños se están comiendo el mundo ya con otros más veteranos como Raphinha, Iñigo Martínez, Koundé, el renacido De Jong y el ayer lesionado Lewandowski, autor de 40 chicharros a sus 36 años. La mezcla perfecta con la mano maestra de un alemán que ya ganó los seis títulos posibles en un año con el Bayern en 2020. Flick volvió a ganarle la partida a Carlo Ancelotti, cada vez más con la soga al cuello y al que sólo un milagro en LaLiga podría reconducir una destitución cantada con Brasil como exilio anticipado.
Araujo y ter Stegen recogieron la Copa del Rey. La 32ª de la historia del Barça
Julio Munoz / EFE
Joan Laporta sí pudo presumir por fin de aquella pancarta preelectoral que colgó en Madrid hace cuatro años y medio: “Ganas de volver a veros”. De verlos claudicar ante el fútbol del Barça de la mano de un entrenador alemán que ha logrado explotar la mejor versión de cada futbolista.
Tocó sufrir tras haber perdonado en el primer tiempo, no sin la colaboración de De Burgos Bengoetxea y González Fuertes (VAR), que birlaron un penalti claro a Ferran en el 94’ y otros dos antes bastante claros. Pedri lo bordó con un golazo a pase de Lamine, cuya chistera dorada dejó solo a Ferran en el 2-2 para remontar los dos tantos de Mbappé y Tchouaméni en siete minutos. Y quien más quiso ganar en el tiempo extra, ese que siempre suele sonreír a los merengues, fue el Barça. Con Koundé chutaron millones de culés desde sus casas
La emoción de Gavi, como la de millones de culés
Julio Munoz / EFE
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Pues sí, 16 años después de que el programa ‘Crackòvia’ convirtiera en eterno algo que parecía irrepetible gracias al ‘Pep Team’, el “Copa, Liga y Champions” vuelve a cantarse a todo pulmón en el barcelonismo. Como en 2015 con el tridente Messi-Neymar-Suárez y Luis Enrique ondeando la bandera azulgrana en Berlín con su pequeña Xana, una culé más desde el cielo. También empujó desde allí el doctor Carles Miñarro, fallecido el 8 de marzo. ‘Doctor Miñarro, sempre amb nosaltres’, rezaba una camiseta en la foto de los campeones.
Miles de niños y niñas volverán a ir mañana al cole con la zamarra azulgrana y el rostro radiante. Orgullosos de ser del Barça, el club que este domingo puede sellar en Stamford Bridge el quinto billete seguido para la final de la Champions femenina y conquistar mañana la tercera Youth League de su historia. El enésimo éxito global de La Masia en una semana que seguirá el miércoles con la visita del Inter a Montjuïc. La euforia es total pero Flick ya se encargará de recordar que el trabajo no está hecho. Quedan la Champions y una Liga más importante que la Copa para que la fiesta sea completa.
