De nuevo, el Dortmund. Otro viaje al muro amarillo. El Barça ya conoce su rival en los cuartos de final de la Champions. Le toca medirse al conjunto alemán, que remontó un partido que tenía perdido ante el Lille (1-2). Pero primero será la ida en Montjuïc (9 de abril) y después la vuelta en el Signal Idune Park (15). Ambos partidos a las 21.00 h.
Y es el Dortmund, que está mal en la Bundesliga (es décimo situado a 26 puntos del Bayern Múnich, el líder) porque logró sobrevivir a un encuentro un partido que se le empinó nada más iniciarse por el inexplicable fallo de su portero. Y lo hizo todo en apenas 11 minutos. El todavía subcampeón de Europa terminó pidiendo la hora, defendiendo con todos sus jugadores en el área de Kobel, su meta.
Pero acabó entrando el Dortmund entre los ocho mejores de Europa gracias al soberbio gol de Bier provocando así un nuevo duelo contra el equipo de Hansi Flick. El último precedente se remonta al pasado 11 de diciembre. Ganó el Barça en Dortmund (2-3) gracias a los tantos de Raphinha y Ferran Torres, que anotó dos.
De error en error transcurrió la tarde-noche en Lille. El partido transitaba entre el fallo de Kobel en el 1-0 del Lille anotado por Jonatan David (m. 5) al penalti, riguroso, de Meunier para provocar el empate del Dortmund gracias al certero lanzamiento de Emre Cam (m. 54). El encuentro estuvo lleno de alternativas, condicionado todo por el tremendo fallo del portero suizo, que sacudió a sus propios compañeros.
Emre Cam festeja su gol, marcado de penalti, que era el 1-1 del Dortmund al Lille en la vuelta de los octavos de final de la Champions. / Reuters / Stephanie Lecocq
Le costó al Dortmund superar ese impactante fallo. Hasta que llegó el minuto 20 de la primera mitad. Entonces se vivió una jugada ciertamente realista con una triple intervención, a cada parada era mejor que la anterior, de Lucas Chevallier, el meta del Lille. Primero repelieron sus manos el disparo de Ryersson y después, a la salida del córner, escupió con una parada felina el remate de Guirassy hasta que un muro de piernas le protegieron en una acción llena de peligro.
Y el conjunto francés salió indemne. Pero se iba mascando la tragedia deportiva porque en la segunda mitad el Dortmund se levantó con grandeza. Estaba dominando con autoridad el aún subcampeón de Europa, llegando con peligro al área francesa hasta que Maximilian Beier (m. 65) se inventó un zapatazo descomunal para desequilibrar el encuentro.
Ese gol, el 1-2 del Dortmund, obró un efecto devastador en el Lille, quien no encontró respuesta porque no había sabido desconectar el circuito ofensivo alemán. Y en los primeros 25 minutos de la segunda mitad las estadísticas certificaban ese cambio de orden del partido. Hasta seis disparos (dos a puerta, dos goles) certificaban el dominio del equipo de Nico Kovac. Ni rastro del grupo de Bruno Genesio (un tiro, uno a puerta), sacudido por ese derechazo de Beier.
Beier celebra el 1-2 del Dortmund ante el enfado de Remy Cabella. / Efe / Yoan Valat
Intentó reaccionar el Lille a través de los cambios introducidos por su entrenador (Akpom, Gudmundsson, Matías Fernández, el exazulgrana André Gomes, Sahraoui) para levantarse del tremendo golpe recibido. El Dortmund, entretanto, intentaba refugiarse refrescando a un equipo que ofrecía evidentes síntomas de cansancio. Terminaron los alemanes parapetados en su área agradeciendo que los remates de Jonatan David y Akpom no fueran ni potentes. Y mucho menos precisos.
