Simeone, a voces en la sala de prensa por el resbalón de Julián: “¿Alguien vio que tocó la pelota dos veces? Si alguien lo vio que levante la mano”

Fue la jugada que marcó la eliminatoria. Más que la jugada, el momento, porque fue un suspiro. Para verlo con lupa. Tanto, que provocó que Diego Simeone entrara algo excéptico en la sala de prensa. Decía que no había podido ver que Julián Álvarez hubiera hecho dos toques antes de transformar su penalti. “Aparentemente el árbitro dice que toca la pelota, pero no se mueve. Nunca vi al VAR llamar a revisar un penalti en una tanda”, expresó en primera instancia. Pero, cuando le repreguntaron por la jugada, el técnico estalló y apeló a toda la sala, atestada de periodistas.

“¿Quién vio que Julián tocara dos veces la pelota? Si alguien lo vio que levante la mano”, inquirió a gritos el argentino a una audiencia atónita. Nadie levantó la mano y el Cholo decidió pasar de la pregunta con: “No hablé con él, sí me fui solo a caminar por ahí”, respondió cuando el profesional le intentó repreguntar si había podido hablar con Julián.

El Atlético debió evitar los penaltis. Debió ser más ambicioso en los 120 minutos de los que dispuso para esquivarlos. La historia no iba a su favor. Nunca había ganado una tanda al Real Madrid y lo peor es que la final de Milán sigue en la memoria. Los penaltis y Europa son una combinación cruel para los rojiblancos. Sea en una final o en unos octavos. Y para terminar la crueldad, la mala suerte se cebó con Julián. “Es la primera vez que veo esto en un campo de fútbol, fue raro”, comentó por su parte Clement Lenglet.

El argentino se resbaló en su lanzamiento e hizo dos toques antes de transformar el penalti que terminaría por no subir al marcador. Avisaron a Marciniak por el VAR y el polaco anuló el tanto del ídolo rojiblanco. Si un guionista escribe una película trágica, no le sale como la que protagoniza el Real Madrid en Europa con su vecino de secundario. Y eso que la cosa había empezado bien.

Hay jugadores a los que les gusta llamar a la puerta del entrenador con acciones y no con palabras. Lógicamente, los derbis son un escenario perfecto para hacerlo. Javi Galán lo sabía y salió del ostracismo con una asistencia en liga ante el vecino de la capital. Conor Gallagher, que entró con diferente pie que el extremeño en el Atlético, había perdido los focos que le alumbraron en sus inicios. Y así, con un inicio fulgurante, volvió a pedir protagonismo a Simeone.

Generosos en el esfuerzo

No se habían cumplido 40 segundos de juego cuando el balón entró en la portería del fondo sur, esa en la que le gusta atacar al Atlético las segundas partes pero que el Madrid decidió arrebatarle el privilegio con el sorteo. Como si se vengaran de esa afrenta, los rojiblancos salieron en tromba y hasta cinco esperaron dentro del área el centro de Rodrigo de Paul. La cazó Gallagher para elevar a 22 las asistencias del argentino, si es que no se la borra el leve toque de La Araña, y sumar tres tantos en su cuenta.

El partido de Gallagher fue una oda al último servicio de Andrea Berta a este club. Porque este verano, el italiano trajo al británico para cimentar el mediocampo y eso hizo el 8 del Atlético ante el Madrid. Otro as del ya ex director deportivo colchonero fue Julián. Más que un as es el joker. En la ida reclamó los focos con un golazo y en la vuelta hizo tres disparos en la primera media hora, cada uno más peligroso que el anterior.

Ambos han encajado como un guante en el sistema del Cholo, porque son sacrificados, humildes y generosos en el esfuerzo, pero es que además tienen talento. Especialmente Álvarez, que salió del City para buscar un protagonismo que ha agarrado por las solapas para no soltarlo, aunque la suerte en esta vuelta de cuartos le abandonó.

El golpeo de Julián en la tandaESPN

No sufrió en los primeros 30 minutos el conjunto de Simeone. Con las líneas muy juntas, esperó el error de un Madrid perezoso. Y los errores llegaron, aunque no consiguió hacérselos pagar. Siete tiros a tres en la primera parte y 0,8 frente a 0,08 en la famosa estadística de los expected goals, ocasiones claras.

Otro jugador con el que contó Simeone y del que dijo que ayuda, pero no decide, fue el Metropolitano. Más de 69.000 personas hicieron del estadio una caldera que casi estalla cuando Vinicius falló un penalti en la segunda parte provocado por una de las pocas arrancadas que los rojiblancos permitieron a Kylian Mbappé. El francés había estado desaparecido y también el brasileño.

Final… esperado

El Atlético se fue refugiando cada vez más cerca de su portero a medida que iban transcurriendo los minutos y claro, ese espacio, era demasiado para que lo recorriera un jugador como Antoine Griezmann. El francés no tiene físico para carreras de 60 metros y, la mala noticia para los rojiblancos, tampoco fue capaz de lanzar con criterio los contraataques de conjunto de Simeone, que decidió cambiarlo antes de la prórroga.

El tiempo extra fue para que el de siempre, Alexander Sorloth, reclamara más minutos. Lo bajó y aguanto todo, si hubiera estado más acertado en el remate se corona. El Madrid no quería llegar a los penaltis pese a que la historia ante el Atlético siempre le ha favorecido. Cinco de cinco, con Milán en la memoria.

“Hemos hecho un gran partido pero ha faltado un poquito de suerte, duele mucho. La gente es increíble apoyando y la verdad es que… decepcionados por la derrota. No hemos podido remontar”, explicó Jan Oblak tras el partido. Una nueva tragedia.

El entrenador, en cambio, se mostró orgulloso de sus jugadores. “Yo no hablaría de suerte, sino de sentirnos orgullosos del equipo que tenemos y de cómo competimos siempre. Eso quedará en la historia de todo este proceso que llevamos en el club”, apuntó antes de rematar: “Me voy en paz, perdiendo pero en paz”.

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